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OPINIÓN PÚBLICA - OPINIÓN PUBLICADA

Por Carmen Ubeda (*)

Audio martes 19 de abril

Audio martes 26 de abril



Opinión pública, qué temitas que piden Uds. Siempre!!!
Este parece tan sencillo sobre todo por las veces incontables en que estas palabras son utilizadas, pero quizás y justamente porque las han gastado de tanto nombrarlas, se ha perdido su dimensión y lo que es peor, se ha reducido su significación, olvidando en el mismo acto, la tamaña complejidad que supone comprender qué es la opinión publica.
En general y especialmente en la actualidad puede tener dos usos claramente diferenciados: o es opinión publicada o está referida a la opinión general. No puede haber dos significados más distantes.La opinión publicada es precisamente la que nos llega por los medios de comunicación en las voces de aquellos que tienen el PODER de verbalizar, es ésa que marca agenda y pretende lograr que el lector, oyente o televidente adopte como propias las consideraciones que estas notoriedades públicas construyen a partir de la línea editorial del medio al que pertenezcan. Así dicho parece no sólo remanido sino también una inocente y legítima operación que le corresponde a la prensa en cualquier estado de derecho. Pero es que estas notoriedades públicas no siempre son representativas, más bien no lo son, en la mayoría de los casos son notoriedades a secas que por azar o no, se han convertido en ellas, voces que, como dije antes, tienen el Poder de verbalizar, de valorar, de recortar , de apreciar , de seleccionar qué y cómo van a decir lo que dicen, entonces son notoriedades no representativas sino manipulativas Dios!!
Oyentes , esto no puede ni debe ser una clase. Me estoy esmerando mucho para ayudar a esclarecer este tema sin tan siquiera insertar una sola opinión mía sino describiendo una realidad que a cientos de estudiosos les ha exprimido el cerebro. Cuánto más a mí. Mi intención para la actividad periodística lo ha sido y es ayudar a esclarecer para que ustedes, oyentes, se defiendan y sepan leer desde su propio lugar lo que sobre todo los monopolios marcan… aunque no sólo los monopolios, todos las voces que tienen, como en este caso la mía, la posibilidad de llegar simultáneamente a mucha gente… bueno… en este caso, no sé si a muchas personas, pero sí a unas cuantas y con eso basta. Basta para pensar con ustedes o contra ustedes. Lo cierto es que la prensa construye esa opinión que publica y quienes opinan pueden ser manipulativos… o deliberadamente lo son, En el mejor de los casos, no lo excluyo, son representativos, pero siempre tienen una posibilidad que las mujeres y los hombres de otras actividades no la tienen. Ese es el caso: el editor aunque no lo exprese parece decirse ;difundo, marco el qué quiero que se sepa e impongo lo que Quiero que se valore.
¿Me estaré explicando? Es tan importante o más el qué (agenda) que el cómo (valoración), porque lo que podemos saber desde esas voces es sólo lo que ellos deciden y quizás esto no esté reñido con la moral profesional, lo que sí se da de patadas con la profesión, no me canso de repetirlo, es que encubran lo que quieren que pensemos y lo que pretenden que valoremos según sus juicios, que lo encubran, digo, bajo justamente este concepto de opinión publica, que lo encubran arrogándose la representación de la gente: la gente dice… la gente opina… la gente considera… lo habrán escuchado cientos de veces, verdad? Y dónde está esa gente y qué tiene de pública esa opinión ¿??, si ha salido de un verdadero acto manipulativo...Entonces ustedes y yo tenemos claro, ahora, qué es la opinión publicada.
Muy pero muy lejos se ubica el sentido de opinión general u opinión común, ella parte de una suma de voces informales que no tienen el poder de ser escuchadas sino en los lugares de la vida privada: no únicamente constituida por la familia, sino por todos los sitios por donde transcurre la vida cotidiana: la calle, las plazas, las despensas, las verdulerías, las carnicerías, los bares, bah, todos los espacios que son compartidos por más de una persona. Ahí circula la opinión general y ahí está la gente que dialoga, escucha y es escuchada, en la vida de los barrios se derrama la opinión general, la opinión común que- ahora sí me meto yo- es la verdadera opinión pública. Otros que quieran atribuirse el dominio de la opinión pública, dominio como conocimiento de ella, me aparto de todo academicismo, están verseando… hasta los encuestadores porque la mayoría atribuye opiniones traducidas a porcentajes a la gente consultada pero en general, trabajan para alguien y también manipulan los datos. Aunque haya excepciones tanto en publicaciones bien intencionadas como en profesionales dedicados a estudiar la opinión general, son eso EXCEPCIONES y citemos entonces un lugar más que común: la excepción siempre hace a la regla. Ustedes y yo debemos estar advertidos de esas encuestas que se publican en nombre de la opinión pública porque es más que seguro que están respondiendo a operaciones de prensa. Que, qué quiere decir esto, están MINTIENDO a favor de su cliente.¿Para qué? Para manipular… y qué quiere decir manipular ¿? Inducir lisa y llanamente a los que ellos consideran simples receptores a transformar su verdadera opinión, a crear incertidumbre y tratar de que la mentira logre que la gente se incline hacia una opinión aparentemente autorizada para recuperar la certeza convenciéndose de que “SI LA GENTE LO DICE….”
Por todos estos ejemplitos básicos es que les digo lo difícil que es descifrar el verdadero sentido de opinión pública. No es demasiado de mi agrado pero aquí sí debería citar una voz de autoridad: Haberlas dice, sin vueltas y él dedicó su vida a desovillar este enredo, que la llamada opinión pública es una ficción de los estados de derecho. Lo afirma así por lo que les contaba antes: porque el poder en los estados de derecho no siempre lo tiene el estado que somos todos nosotros, más bien lo detentan ciertos grupos que se unen monopólica u oligopólicamente, mejor dicho, ¿para qué? Está clarísimo para defender sus intereses y no soltar el poder.
Hasta aquí, es como si les estuviera diciendo que estamos frente a una noche negra que no tendrá amanecer. Pero no es así… por eso, insisto que este temita de la opinión pública es sumamente complejo. Sí es una noche negra pero tiene amanecer, esa claridad está en ustedes oyentes, porque la opinión general no sólo se forma con los intentos de la cultura industrial, en este caso los medios de comunicación, sino por otros componentes tanto o más importantes: el primero, se ubica, para decirlo de algún modo, antes de que la persona nazca, es nada más y nada menos que el sistema de creencias que lo preceden y que forman parte de sus primeros momentos de socialización, son tenaces resultados de procesos de culturación :la familia, la comunidad cercana que influye en la formación de nuestro pensamiento de manera incontrastable, y en segundo lugar, aquella que es imposible no considerar la experiencia de la propia biografía, se trata de la propia vida. En todo caso lo importante es saber si alguno de estos componentes influye más que los otros a la hora de sostener una opinión. Es bastante difícil convertirlos en porcentajes. A veces se imponen unos, a veces, otros. Hay situaciones históricas, colectivas, sobre todo quiero decir, en que el impacto de un componente sobre los otros es clarísimo: por ejemplo el hecho mayúsculo del golpe del 55 cuya resistencia fue de proporciones ,pero que también tuvo la aceptación y el apoyo de una gran masa crítica. En las propias palabras de Perón encontramos la clave, a su regreso: con todos los medios a favor me golpearon y ahora con todos en contra me quieren de nuevo, palabras más, palabras menos. O el otro caso, en el 89, el innegable de la silla vacía de Noistadt. Allí el monopolio de la notoriedad manipulativa no pudo ganarle a la percepción hasta primaria de la gente que opinaba por aclamación, más que por reflexión. U otro caso que merecería un estudio meticuloso y particular- sé que acá me estoy metiendo en camisa de once varas, pero no me importa- el caso Reuteman que de ninguna manera después de su primer mandato fue un caso mediático y sin embargo a pesar de las miles de voces acusadoras que se alzaron por su ingerencia en la inundación de 2003, su lugar en la opinión general era positivo. Como verán la opinión general o la mal llamada pública es un organismo vivo que reacciona no siempre en la linealidad causa efecto. En los 80, Muraro por ejemplo llegó a decir que la gente opinaba en clave de familia y es por eso que él mismo fue uno de los primeros que relativizó el concepto de manipulación. Lo que sí puede afirmarse, en este caso casi de manera matemática es que a menor nivel de instrucción, mayor posibilidad de manipulación. Aquí también deberíamos esforzarnos en hacer un análisis particular al respecto, pero estamos en radio, no?
Por otra parte, si atendemos a la reducción en el número de tirada de la prensa escrita, a la oscilante audiencia de los programas radiales políticos y el escasísimo rating de los espacios de opinión televisivos, entre 3 y 6 puntos, entenderíamos que no hay una manipulación que parta de ellos aunque pongan todo el esfuerzo y la intención unos y otros de cualquier bandera en hacerlo con su recorte escandaloso, con sus argumentos falaces, con sus mentiras porque más dañosa es la mentira cuando es una verdad a medias. Lo que sí hay que temer de la cultura industrial son los programas de entretenimiento: ellos sí dejan huellas en eso que llaman gente. Son dueños de los índices más escandalosos de audiencia y allí sí que se meten con la cabeza, las emociones y sobre todo con las sensaciones de los televidentes. Ellos, precisamente, no forman opinión, pero preparan a sus dirigidos para que no recurran a la reflexión, para que vuelvan desmesuradas sus sensaciones que después operarán en la formación de su opinión. Verdaderamente esos son los programas de la cultura industrial que de modo tangencial forman opinión. Sobre ellos debe estar la mira de los organismos sociales de control, del sistema educativo, de la institución cultural en nuestro país. Lo que digo no desatiende la lucha contra todo monopolio comunicacional y más aún cuando ese monopolio se ha apurado en lograr la caución del artículo 161 de la ley de servicios audiovisuales, consiguiendo hasta ahora el alargamiento de los plazos de desinversión de sus numerosas redes. Por eso es que digo,y quisiera ir finalizando, que no les hagan el juego, que además de la caución y como les queda corta, están buscando aparecer como perseguidos. El conseguir esta figura legal y si se los alienta con algunas acciones ridículas, alicortas y mezquinas, como las de hace unos días, los pondría en la posición que buscan: víctimas de la persecución con capacidad para la denuncia ante los organismos internacionales, lo que significaría dilatar aún más la aplicación completa de la nueva ley.
No es que me haya ido del tema, todo lo dicho se entrelaza de un modo a veces indivisible. Las opiniones informales, las creencias, las percepciones, las vivencias de la propia existencia, el influjo de la cultura industrial, las normas sociales, la familia, la condición educativa constituyen un todo que modela la opinión pública en uno u otro sentido. Sí es cierto que como nunca la influencia lenta pero persistente de los medios hace estragos en pos del vaciamiento reflexivo de cada uno de nosotros, verdaderamente tienen el poder de aspirar a colonizarnos desde esas repugnantes subculturas de masas o desde la ficción de una opinión pública inventada, pero la vida cotidiana en resistencia contra esa pretensión ,también tendría el poder de desbaratar esas operaciones si cada uno mirara la propia existencia y comparara lo evidente con lo mentiroso.

Si te quedaste con ganas de seguir escuchando a Carmen Ubeda acá te dejamos otras de sus columnas en Portavoz Comunicación, periodismo, ideología, principios, convicciones y la segunda parte

(*) Profesora de Letras; Licenciada en Letras; posgrado en Oratoria y comunicación social de la Universidad Simón Bolívar de Colombia. Se dedicó al periodismo no solo santafesino y argentino, sino también latinoamericano

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